domingo, 12 de agosto de 2007

Una triste historia

Triste es la propia historia que no escribe uno mismo; esa que más que historia es un guión previamente escrito. El de la pluma sin tinta que no pudo marcar el rumbo de su vida. Triste...
No pudo delinear los trayectos, diseñar los caminos, dibujar los retratos de los rostros conocidos por casualidad. Simplemente no hay registro de esa historia que se escribe día a día y en cursiva.
Qué diría el que tuvo que marcar su destino sobre la piedra, golpeando con fuerza el cincel. Vergüenza, seguro sentiría vergüenza.
Pero él no se da cuenta del motivo del vacío de su alma cree que la vida es eso y nada más.

Te pido que ya no llores, te ruego que ya no rías...
La vida no es fácil, ni tierna...
Pero en esos momentos en los que creo que la salida del túnel es lejana llego, por fin llego... y esos son los momentos en que creo que el aire es menos espeso, que la luz no encandila...
Triste es la historia de quien camino a la salida del túnel se detiene tantas veces y descansa tratando de llenar de aire sus pulmones. Pero falta el oxigeno, la oscuridad ciega y es muy posible que no vea las irregularidades del piso y cuando caiga se rompa la cabeza con las piedras.

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