domingo, 18 de noviembre de 2007

Imagen, distorsión, reflejo y realidad (Quinta parte)

14.30 hs. Terapia V

La mirada fija. Indescifrable entre inexpresiva e inquisidora; la Doctora indagaba y disfrutaba de mis manos sudorosas, de mis piernas temblorosas y del guiño intermitente producto de un tic nervioso que se acrecentaba. Eran señales, pequeñas alarmas, del cuerpo... del cuerpo...
-¿Ha vuelto a verla?
-Nunca más, aunque la recuerdo todos los días.

Me tomó fuerte del brazo, y violentamente me empujó contra el espejo; me enfrentó a mi reflejo. Juntas su imagen y la mía, realidad innegable. Pensó que debíamos enfrentarlo.
-¡Miráme! No con esa mirada, telescópica, distante...
La miraba, juro que la miraba, de la forma en que podía mirarla, de forma casi radiográfica.
-¿Espejito, Espejito quien es la más linda del reino? ¡Contestá mierda! ¡Contestá!
Comenzó a desvestirse, lentamente, como si fuera un ritual, un macabro rito siniestro.
Caminaba, se acercaba, paso a paso acrecentando la incertidumbre, dilatando el final anunciado -¿No te gusta? ¿No te gusta lo que ves?-
Me tomó del cabello y con fuerza golpeó mi rostro contra el espejo, el vidrio estalló, las astillas se enterraron en mi piel y comencé a sangrar -¿Te duele?- pasándome la yema de sus dedos por las heridas -Estás sangrando... Y pensar que una a una hice desaparecer todas tus dudas... (¿Espejo, espejito? ¿Quién es la mas linda del Reino?).


FIN

lunes, 12 de noviembre de 2007

Imagen, distorsión, reflejo y realidad (Cuarta Parte)

14.30hs. Hipnosis.

La doctora quiso indagar mas allá de lo evidente. Ella que todo lo calculaba no se percató de que yo sabia que en realidad buscaba el lugar donde me habitaba. Mi cuerpo se relajaba y yo... yo viajaba al lugar, al momento, al instante dónde... Decidió preguntarlo y pude sentir su odio etéreo pero profundo, sin expresión alguna. Otra vez todo daba vueltas a mi alrededor. Turbulencia, confusión, respiraciones aceleradas, pieles sudorosas susurros y la traición de mi cuerpo. Locura e incoherencia, la única explicación posible para esta imagen tan ilógicamente distorsionada del amor.

14.30 hs. Terapia IV

-¿Dijiste que bailaba?
-Si, integraba un ballet de danza contemporánea. Salía de gira por algunos países de Latinoamérica como Venezuela, Colombia, México, Uruguay... Un día el productor decidió que ya no era rentable. Fue en ese momento que decidió posar para el taller. Y siguió haciéndolo hasta el momento en que se me reveló la verdad.
-Sigue con la idea de que su cuerpo no representa la magnitud de sus sentimientos.
-¿Por qué cambiaria de opinión?
La doctora me dirigió una mirada aguda punzante, se sentía defraudada. ¿Habría llegado a pensar que aquellos momentos de locura, de lujuria de delirio lograrían un cambio de opinión? ¡Qué cruel! Disfruta cuando caigo una y otra vez, sabe de mi sufrimiento. Ahora me mira indignada, ofendida. Es como si hubiera llegado al fondo de su feminidad, haciéndola dudar de sí misma.
Cuando dejó caer la bata en el atelier, la vi resplandecer. Fue un instante, de intensidad absoluta, de pasión mística de un halo envolvente y espeso... ¿Aún estaría en aquella casa quinta en las afueras de la ciudad?

Tanta paz, tanta calma... Parece que los pájaros cantan más fuerte en este lugar, gritan aturden, molestan. Todo es tan perfecto; armonía absoluta, le resulta repulsivo. Siempre hay algo de atractivo en el caos, de eso se trataba el juego. Sobre todo ahora que comenzaba a desordenar su existencia. Una quinta en las afueras de la ciudad es el escenario perfecto para que una personalidad tan poco compleja y rudimentaria se abasteciera de respuestas, vagas, confusas... La paz que reflejaba en su semblante le produjo una especie de sudor frío (Espejito, espejito...) y algo similar a nauseas. No podía tolerarlo.

En la quinta buscaban las palabras apropiadas, un discurso breve, sencillo para preceder una ceremonia corta y emotiva pero sin demasiado sentimentalismo. Debían evitar que el resto de los fieles se hicieran preguntas. Su alma ha ascendido a un plano superior, una forma de vida elevada, perfecta donde los seres son puro amor... Sin más explicaciones el líder dobló en cuatro el papel dónde había escrito el discurso y dio las indicaciones acerca del lugar donde debían depositar el cuerpo. A unos pocos metros, unos arbustos se agitaban, advertían una presencia que pasó inadvertida. Los pasos se aceleran, la respiración se entrecorta. Cuando llega al hueco que abrió en el alambrado, la mano se afloja y deja caer sobre el césped recién cortado el cuchillo ensangrentado.

(Continuará...)

domingo, 4 de noviembre de 2007

Imagen, distorsión, reflejo y realidad (Tercera parte)

La Noche de la Puta

Una puerta espejada se cerraba tras la espalda de ese cliente que se retiraba del 704 de aquella oscura calle en los suburbios de la ciudad. Observó como se acomodaba la bragueta mientras intentaba ocultar esa sonrisa que expresaba satisfacción. Intentó ver mas allá de su piel satisfecha, pero lo encontró más oscuro y opaco; impenetrable. (Espejito, espejito)... Se dio cuenta de que era esa la clase de persona que le había ocasionado aquella forma de pensar tan ilógica y extraña y estaba allí para encontrar la causa de tanta incoherencia. Era verdad, que motivo más efímero que la carne había conducido a aquel hombre hasta allí. Realidad vacía, carente de sentido; el instinto invencible enemigo, había triunfado como tantas veces.
Pero había llegado tarde, ya se había introducido mas allá del umbral, tras abrirse la puerta espejada, podía ver que se había negado al tradicional beso de bienvenida, sin embargo, tenía la certeza de su fracaso.
Quería convencerse de que era un error ¿qué podría encontrar en aquella mujer? Y las contradicciones se convirtieron en ira, esa ira que ciega, que destruye (espejito, espejito)... Aceleró el paso en dirección al hombre que caminaba por la acera, que aún en éxtasis, no percibió la presencia.

Atravesé el umbral de la puerta espejada y me negué al acostumbrado beso de bienvenida.
-No me toques, no me toques.
-No me hagas reír ¿qué venís a buscar? si querés charlar, charlamos; te cobro lo mismo así que hacemos lo que vos quieras.
-Quiero encontrarte a vos, no a tu cuerpo.
-Estas completamente loco.
-Si hubieras intentado, aunque sea por un momento, reconocerte y saber quien sos... Pero te perdiste.
Corrí por las escaleras, atravesé el umbral de la puerta espejada y me perdí en la oscuridad de la noche.
La prostituta lloraba, sabía que dentro de quince minutos escucharía el timbre y tendría que recibir al próximo cliente.

(Espejito, espejito)...
Sintió como si nunca se hubiera conocido. Tantos años pensando que su condición la condenaba. Y sin embargo era ella misma la que se masoqueaba a través de su cuerpo. Algunas veces, mientras estaba con alguno de sus clientes lograba abstraerse, se elevaba como levitando y desde el techo de la habitación se observaba. Sentía pena por sí misma. Había intentado suicidarse varias veces, pero siempre fracasaba. Tenía miedo de morir... tenía miedo de no ser nada. Alguna vez quiso escapar, pero solo pudo tatuarse una mariposa en el pubis.
(Espejito, espejito)...
A una cuadra de la casa de la puerta espejada un grupo de personas preguntan que ocurrió con aquel hombre que yace tendido sobre la vereda. Detrás de la puerta espejada la prostituta se desangra entre las sábanas revueltas de su cama.

(Continuará)