sábado, 1 de septiembre de 2007

Objetivo

No soñaba, planificaba. Nunca imaginó un futuro en el que a causa de los mil y un infortunios de la vida pudieran modificarse sus planes; virar y cambiar el rumbo de ese camino pensado de antemano. No consideró los arrebatos inexplicables y sin sentido que le señalaran nuevas direcciones, ni la posibilidad de caprichosas rutas alternativas.
Sólo tenía en cuenta el punto de partida y el de llegada de un camino recto, llano y directo.
Y llegó a la meta pero se perdió el misterio de lo que le aguardaba detrás de la curva, la aventura de la ruta desconocida, del destino incierto. De la sorpresa al descubrir que un día, sin previo aviso, que el viaje había llegado a su fin.
No demoró porque nunca le cedió el paso a nadie y no cayó porque su paso era firme. No dudó porque no se distrajo. Y ahora que ha llegado, hace años que espera en soledad a los que por soñar se han demorado.

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