viernes, 4 de enero de 2008

Demonios en el alma V

Atravesaste la puerta lentamente haciéndome a un lado como si estuviera entorpeciendo tu camino hacia la toma del control absoluto de la situación. Te recostaste sobre el diván y con tu dedo indice me arrastraste de las narices hasta tu lado. Arranqué tu ropa con violencia y me arrojé sobre tí con un arrebato casi animal. Como siempre reíste. Quise apoderarme de tu cuerpo despojado de pudor, pero en ese momento vi el punto final en tus ojos, en tus uñas afiladas desgarrándome la espalda, en tu dientes lastimando hasta sangrar mis labios...
Corrí hasta el cuarto, y me senté frente a la hoja que aún permanecía en blanco sobre el escritorio. Hacía mucho tiempo que las palabras no brotaban tan precisas y poéticas al mismo tiempo, tan descriptivas, tan sensitivas: "Y aquella sonrisa irónica se convirtió en un grito ahogado hasta que sus labios rígidos se volvieron inexpresivos". Punto final.

Fin

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