viernes, 25 de enero de 2008

Inadvertido

Estaba seguro de poder lograr convertir la cordialidad de tu mirada en pasión. Una pasión desenfrenada. Solo te hacía falta tiempo. Tiempo para poder reconocer en mí aquello con lo que habías soñado. Tiempo para descifrar los mensajes ocultos tras mis chistes inocentes, esos que tenían como único objetivo robarte una carcajada. Una amplia, ruidosa y estrepitosa carcajada. Una de esas con las que lograbas que todas las mujeres presentes te miraran de reojo y los hombres te desearan imaginando lo divertida que debías ser en a cama.
No era timidez, tampoco estaba dilatando el momento en el que me interpondría en tu camino. Simplemente estaba aguardando ese instante que hace tanto tiempo planifico, paso a paso, detalle por detalle. Sabía que te ibas a parar frente a mi y sosteniendo la copa en la mano sonreirías, me tomarías de la mano, suave pero decididamente y me indicarías aquel camino que conocías de memoria a la hora de escapar del lugar, el mismo que usaste anoche cuando creíste que nadie notaría tu ausencia junto con aquel amigo tuyo que hace tiempo no veías. Pero yo te vi.
(Continuará...)

No hay comentarios: