domingo, 21 de octubre de 2007

Imagen, distorsión, reflejo y realidad

El espejo roto, la ropa hecha trizas, el desastre esparcido por toda la habitación. Ruinas de lo que alguien fue. En el piso mi cuerpo recostado, desnudo, en posición fetal; implorando por su identidad perdida. Más tarde rituales y tradición en honor a la nada, después, el fin.

“Espejo, espejito ¿Quién es la más linda del reino?” Belleza, primera concepción de la existencia del cuerpo; del cuerpo, no de mi existencia. Resalto este último punto por considerarlo primordial. Me miro en el espejo; allí donde los ojos se hacen internos y puedo verme, o en realidad, donde puedo verme contenido en mi cuerpo, envase de lo presumiblemente inalienable naturalizado como uno mismo. Tomo mi cuerpo y lo coloco en un pedestal. Lo corono y lo idolatro... Imagen y semejanza del todopoderoso; bello, perfecto. No tan puro pero hermoso. Y pienso en la belleza como en la consagración de este disfraz en el que me escondo. Del polvo vinimos y hacia el polvo vamos, paradoja utópica de una realidad inaceptada. Me produzco y me reproduzco a través de este reflejo distorsionado de lo que en verdad soy.

14,30 hs. Terapia

Me pregunté que había ido a buscar. Me contesté que quizás hallaría la forma de encontrarme a mí mismo sin limitaciones corporales. Obstáculo que me impedía creer que ese a quien veía frente al espejo era yo mismo. Y sin embargo, aún convencido de que este macabro envase era quien truncaba esta búsqueda casi mística de mí mismo, me preguntaba si yo mismo existiría sin cuerpo. Pero esto va más allá; esto tiene que ver con el arte. Es como pintar un cuadro, una imagen poco realista, una imagen inmortal de una realidad que no es tal, una interpretación sumamente subjetiva.
-¿Y las mujeres?, me preguntó la psicóloga.
-¿Qué?
-Si, me refiero al momento donde el cuerpo es fundamental, irrenunciable, necesario ¿Su cuerpo, no responde a los estímulos sexuales?
Una vez más estaba minimizándolo todo. Yo le hablaba de un camino donde pudiera expresarme incondicionalmente... ¡Otra vez el cuerpo!
Una carcajada, una lágrima, algo. ¿Pero estas expresiones de mi cuerpo expresan en su totalidad todas mis sensaciones?
Me preguntaba por el sexo; contacto de un cuerpo con otro. Qué forma primitiva de interactuar unos con otros, de expresar nuestros sentimientos, nuestra atracción. Me pensaba sujeto entre sus piernas poseído por esa extraña sensación que embarga a los ingenuos. La posibilidad de sentir algún tipo de placer tan carnal como momentáneo. Buscaba su felicidad y su tristeza; su inteligencia, el amor, el odio, la pasión, la bondad, la maldad, su creatividad pero como extracto, como esencia. Como pigmento virgen, concentrado, puro...
-Alineación corporal (Ese fue el diagnóstico)convertido casi en una paranoia (una obsesión tormentosa)
Dueña de sí misma, con indiferencia me despidió hasta la semana próxima.

14,30 hs. Terapia II

Para que describirla si yo la miraba allá... en las profundidades rocosas, frías e inertes de la pasión reprimida por el intelectualismo abstracto que impulsaba su vida. Quisiera arrancarme esta piel que me traiciona, esta piel que me oculta y me condena al capricho.
Quizás mi enigma le planteaba un desafío; y se acercó muy lentamente violando el frágil limite demarcado entre la feminidad y el instinto. Y el cuerpo preso de la seducción ¡Ritual nauseabundo de animales en celo! Como una sacerdotisa quiso que comulgue, que sea parte de aquella alianza del cuerpo, de mi cuerpo con el suyo. Sentirlo... Los siguientes encuentros serían iguales hasta transformarse en una estratégica rutina en la que cada uno jugaba su juego. A veces ella ganaba la partida y casi podía sentirme cuerpo, su desafío personal como hembra desenfrenada, desbocada... (Continuará)

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