domingo, 9 de diciembre de 2007

Demonios en el alma II

Un simple roce, un cruce de miradas encendidas y nada más. Tomaste tus cosas y en el momento menos esperado echaste a correr escaleras abajo, alejándote de mí. Hacía tiempo que no reaccionaba sin pensar, pero no podía librarme de ese impulso de seguirte que sentía enterrado entre las costillas como si fuera el cañón de un arma apuntándome. Y como si se tratara de un asunto de vida o muerte ( y en verdad lo era), bajé los escalones de dos en dos para alcanzarte antes de que llegaras a la puerta de calle.
Al llegar al hall alcancé a ver como te acomodabas en el asiento trasero de un taxi que aceleró hasta perderse en la oscuridad espesa de aquella noche que colmaba mi mente de trágicas, pero placenteras premoniciones.

(Continuará...)

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